Imagina, Imagino….soñar en voz alta

Por Marlene Caboverde Caballero*

«El gobierno no es una razón, tampoco es elocuencia, es fuerza. Opera como el fuego; es un sirviente peligroso y un amo temible; en ningún momento se debe permitir que manos irresponsables lo controlen.»
George Washington

Estoy en Washington, Distrito Columbia, en los Estados Unidos. Camino por avenida Pensilvania. Estoy asombrada, pero no es mi propósito admirar los museos, las galerías, estatuas y anuncios de la gran capital.
Llego hasta el número 1600. Se trata de la Casa Blanca, una mansión de arenisca gris con seis pisos y rodeada de un césped impecable, árboles y jardines hermosísimos. Cuenta con más de un centenar habitaciones, decenas de muebles y gran cantidad de objetos de alto valor patrimonial. Pero esos detalles también carecen de importancia para mí.
Mi propósito es, de alguna manera, hacerme oír en el ala oeste donde hay un despacho de cuatro puertas y forma ovalada. Supongo, que el Presidente está detrás de ese escritorio, fabricado con madera del buque británico Resolute, que lee y firma documentos “importantísimos” que ya otros rubricaron una y otra vez.
Llego y despliego mi tela donde los guardias de seguridad podrán leer Obama give me five. A mí alrededor muchas más personas llevan pancartas, letreros, altavoces. Quieren hacerse escuchar. En inglés, francés y español corean una y otra vez Libertad para los Cinco, Free the Five.

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